LOS OJOS DE LA LUNA
¿Un lugar? Sus manos.
¿Un sueño? Sus ojos
¿Esperanza? Sus manos
¿Fuerza? Sus abrazos
¿La clave?
No esperes más y acude a por tu ejemplar, refrendarán esto, y mucho más.
¿Cómo llegar
al Árbol de todos los sueños?
Muy sencillo, tan solo tienes que contactar con ella por medio de
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Carmen Luengo Iglesias
Instagram: @carmenluengoiglesias
``Los Ojos de la Luna´´
de Carmen Luengo Iglesias:
Una mañana de verano, a treinta y tantos grados de temperatura, el cuerpo ensartado por filos de aguja y tintes aromáticos a ``voy a perderme, el sol pesa más que los setenta mil pasos caminados escasos minutos atrás´´.
Me decidí a abrir la primera página de un libro ``Los Ojos de la Luna´´.
Llevaba años sin deslizar página o libro alguno que despertara ilusión y o expectativa en mi,
tan real es el refrán:
``Todo tiene quien todo da´´, como lo es eso que dicen ``lo bueno se hace esperar´´.
La promesa de retomar el hábito de hilvanar reflexiones y dejar, dejar que supuren alma en la travesura e inquietud de una mente que no despertaba del restañeo.
No pasará un día más, un escaparate, la Luna volvía a brillar en mis pupilas, y no, no era un sueño ni tampoco un vano espejismo que se sustentaría por alas reparadas que no volarán más allá de una oscura madrugada.
Que indolente puede ser una llamada y estremecedora una imagen de lluvia en Madrid,
la ciudad que transita el transeúnte y habita el ave en las torres de luminosa feria, curiosa estampa, dibujaría un antes y un después, un punto de inflexión en mi retardada actitud por esquivar el miedo de vislumbrar el sentimiento del poeta y poetisa.
En el primer libro de Carmen Luengo, encontré esa luz, no tullida, que derribaban y derivarían un amor por la poesía, que ahora desamarrar, es una quimera. En las primeras páginas ya podía respirar esas miradas que dan paso a la palabra, la palabra SUEÑO, el verbo SOÑAR, sentía un pálpito, pálpito construyendo realidad, la luna escindiría sus ojos en una doble dirección, por un lado, ese amor, ese corazón blindado, honesto, noble y solidario, dispuesto a des-abrazar a quien no quisiera querer en realidad, a quien arrojara polvo y arena.
Por otro, unas manos tiernas, sin miedo a acariciar lo que los demás renegaran cobijar, tenía en cuenta si un poeta estaba roto y el poeta, si, el poeta, si, precisaría de ese insólito abrazo que pocos humanos logran discernir, pueda necesitar, Carmen amarra iras y desdichas para desvirtuarlos en creencia y fe, ataviándolos en un cielo en el que la Luna, si, la Luna, percibirá en sus ojos la poesía hallada entre penachos de pluma y oscura tinta.
La Luna puede tener nombre, y lo tiene, se llama Carmen, y en los ojos de su Luna,
te reencontrarás con la pasión e inocencia que anhelamos tantos en este mundo llamado
``Los Ojos de la Luna´´.
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